Nuestra Señora de los Dolores, su altar en la Catedral
El altar de Nuestra Señora de los Dolores que se encuentra en la Catedral Metropolitana pertenecía una cofradía fundada en 1750.
Este link te explica la historia de las capillas testeras de la Catedral
La cofradía se dedicaba a la salvación de las almas del purgatorio. Agrupaba a personajes de la élite española de la ciudad. Entre ellos Mateo Ramón de Álzaga, Gerónimo Matorras, Juan de Lezica, Domingo Basavilbaso, Antonio José de Escalada, Miguel de Riglos y Manuel Rodríguez de la Vega. Todos grandes comerciantes que se dedicaban al contrabando de productos desde Castilla. Hay que recordar que el comercio directo con España estaba prohibido. Toda la mercadería debía provenir del Alto Perú. Eso encarecía los costos y justificaba el contrabando.
Esta hermandad se constituyó como sus pares en la Metrópoli. Por lo que se estableció como tercera orden de Servitas, jerarquizando así su estatus canónico.
El retablo de Nuestra Señora de los Dolores
El altar de Nuestra Señora de los Dolores, posee la imagen de La Dolorosa donada por Matorras en 1756. Como no estaba reconstruida la Catedral la colocaron en forma provisoria en San Ignacio. Domingo Basavilbaso que tenía a cargo el manejo de las obras en el templo mayor, decide construirle un retablo
En un acta de la hermandad se lee
expuso Nuestro Hermano Mayor se hallaba con noticia de qe. era preciso tratar sobre el retablo nuevo qe. para la colocación de Na. Madre Dolorosa se había de hacer en la capilla de la Iglesia mayor nueva.
Recién en 1787 se decidió hacer el encargo en concreto, en vista de que la edificación de la Catedral tocaba a su fin. El diseño se le solicita al tallista vallisoletano Juan Antonio Gaspar Hernández.
Hernandez había pedido $ 1700 pero ofrecía alguna rebaja. Abria la posibilidad de estudiar “con algunos otros inteligentes” ciertas modificaciones “en lo que sin variarse lo sustancial del diseño
pudiera arbitrarse” .

Caracterísiticas
El diseño realizado por Hernández era novedoso en la ciudad. Con su composición basada en el nicho como centro de un hemiciclo y una bóveda absidal como remate.
Presenta un nicho único a pedido expreso de los cofrades. En segundo lugar el diseño en forma de ábside con la bóveda que lo cierra en la parte superior. Es un clásico modelo barroco castellano. Finalmente,
es también particularmente llamativa la vinculación de la iconografía seleccionada con los relatos propios de las circunstancias de la Pasión que rodeaban la figura misma de la titular.
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