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¿Qué es el Te Deum? ¿Quién lo inventó?

Te Deum en canto gregoriano de la Schola Bellarmina

El “Te Deum” (del latín A Ti, Oh Dios) es un antiguo himno de alabanza y acción de gracias a Dios. Se dice que san Ambrosio y a san Agustín fueron quienes lo cantaron por primera vez en 387, el del Domo de Milan.

Este himno de por más venerable lo utiliza la iglesia, desde hace siglos, para agradecer ante situaciones especiales. Entonces en el mundo el Te Deum se cantó al finalizar una guerra, después de periodos de largas sequias. En la actualidad Su Santidad lo reza cada 31 de diciembre, dando gracias a Dios por el año que termina.

mausoleo. ba iglesias

En la Ciudad el Te Deum se realiza todos los 25 de Mayo desde el primer gobierno patrio de 1810, en agradecimiento por el surgimiento del Estado argentino, que proclamó su independencia formal en 1816. Un fragmento del himno lo podemos observar en el frontis de la Catedral Metropolitana «Salvum fac populum tuum domine et benedic hereditati tuae» (del latín Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu herencia).

Grandes autores, de la talla de G. Palestrina, G.F. Handel, Henry Purcell, Ralph Vaughan Williams, M.L. Cherubini, Benjamin Britten, H. Berlioz, A. Bruckner y A. Dvorak, le han puesto música. Compartimos el Te Deum en canto gregoriano de la Schola Bellarmina, extracto del volumen 13 del canto gregoriano completo.

Te dejamos en castellano el Te Deum

«Tú eres Dios: te alabamos; Tú eres el Señor: te aclamamos; / Tú eres el Padre eterno: Toda la creación te adora./ A ti todos los ángeles, todos los poderes del cielo, / Querubines y Serafines, cantan en alabanza sin fin: / Santo, santo, santo, Señor, Dios de poder y poder,/ el cielo y la tierra están llenos de tu gloria./ La gloriosa compañía de apóstoles te alaba./ La noble comunión de profetas te alaba. / El ejército de mártires vestidos de blanco te alaba. / En todo el mundo la santa Iglesia te aclama:/ Padre, de majestad ilimitada, / tu verdadero y único Hijo, digno de toda adoración, / y el Espíritu Santo, abogado y guía.

«Tú, Cristo, eres el rey de gloria,/ el Hijo eterno del Padre./ Cuando te hiciste hombre para liberarnos / no despreciaste el vientre de la Virgen. / Superaste el aguijón de la muerte y abriste el reino de los cielos a todos los creyentes. / Estás sentado a la diestra de Dios en gloria./ Creemos que vendrás y serás nuestro juez./ Ven entonces, Señor, y ayuda a tu pueblo, comprado con el precio de tu propia sangre, / y tráenos con tus santos a la gloria eterna.

«Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu herencia./ Gobierna y sostenlo ahora y siempre./ Día a día te bendecimos./ Alabamos tu nombre para siempre. / Guárdanos hoy, Señor, de todo pecado. / Ten misericordia de nosotros, Señor, ten misericordia. / Señor, muéstranos tu amor y misericordia; / porque ponemos nuestra confianza en ti. / En ti, Señor, está nuestra esperanza: / Y nunca esperaremos en vano.»