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¿Cuáles son las armas de Dios?

En las enseñanzas de Dios, el apóstol Pablo hace la analogía con la armadura del soldado romano para designar la armadura de Dios.

El soldado romano llevaba un cinturón, un peto, zapatos con clavos de hierro, un casco para proteger su cabeza y un gran escudo en su brazo izquierdo que sostenía frente a él. Su arma era la espada. Fue con la espada, y no con la lanza como con otras naciones, que los romanos conquistaron el mundo. Y todo esto representa las partes de la armadura espiritual del cristiano.

Antes de examinar la naturaleza de estas armas, notemos que el apóstol escribe, póngase todas las armas de Dios. Sólo una no es suficiente: a la verdad hay que añadir la justicia, luego a la justicia el celo del Evangelio, luego el yelmo de la salvación, luego el escudo de la fe, luego la espada de la palabra de Dios y finalmente la oración. Sólo cuando nos hayamos puesto toda la armadura que Dios nos ofrece estaremos verdaderamente equipados y listos para una batalla victoriosa.

La verdad de Dios para el cinturón.

El cinturón sostenía la armadura en su lugar y la espada colgaba de ella. Así, la verdad mantiene la armadura del cristiano y es el soporte de la espada del Espíritu. La verdad es el primer elemento de nuestra resistencia a las tentaciones. Por otro lado, la verdad nos hace libres y nos hace caminar con confianza. La coraza se mantiene en su lugar, la espada es donde podemos encontrarla, a mano.

La justicia como coraza

La coraza protegía el pecho del soldado romano, pero no su espalda. Así que no tuvo que dar la espalda a la lucha, sino enfrentarse a su enemigo. Con esa protección podemos afrontar las tentaciones con confianza. Debemos permanecer en la justicia, practicarla, mantener nuestra armadura en su lugar.

El celo del evangelio por los zapatos

Los zapatos del soldado romano tenían tachas en la suela, para adherirse mejor al piso. Esto evitaba que se resbalara. Los pies con este calzado no retroceden, nos permite avanzar siempre.

Salvación para el casco

Con el casco el soldado protege su cabeza y la cabeza es el asiento de nuestros pensamientos, nuestro reflejo, es la parte más expuesta y frágil de nuestro cuerpo. Por eso el yelmo es la seguridad de la salvación.

La fe en Dios como escudo

La fe tiene un escudo, es Dios mismo. La fidelidad de Dios es un escudo y una coraza. Me refugio en Jesús, él es el que me guarda y me protege de la tentación. La fe es como los dos escudos romanos. El pequeño, maniobrable, se usaba en combate cuerpo a cuerpo. El gran escudo era casi del tamaño de un hombre y protegía al soldado de las flechas lanzadas desde lejos.

La Palabra de Dios como Espada

La espada del soldado romano era una espada de dos filos, bastante corta, maniobrable, robusta y penetrante, que en combate cuerpo a cuerpo servía para perforar al oponente. La espada del Espíritu es la Palabra de Dios. Esta es un arma espiritual, afilada y penetrante, muy eficaz, si sabemos empuñarla espiritualmente.

Finalmente, la oración a Dios

Nuestra forma habitual de orar es nuestra lengua materna. Oramos en un lenguaje inteligible. Es reconfortante saber que el Padre Celestial Dios entiende todas las lenguas, las de los ángeles y los hombres, incluso el tartamudeo de los niños. Pero en la lucha contra el diablo y el poder de las tinieblas, hay una forma de orar que es muy efectiva y recomendada encuentrala aquí en diosnuestro.com. Hay distintos tipos de oraciones ellas son:

Oración intercesora

Estas son las oraciones y súplicas que hacemos los unos por los otros, es decir por nuestros hermanos y hermanas en la fe.

Oración constante y perseverante

No se trata de orar de vez en cuando, para ocasiones especiales, sino de una vida de oración constante y regular, para la cual dedicamos tiempo todos los días. No nos relajemos en nuestra vida de oración, oremos incesantemente con fe y perseverancia. Aquellos que oran de esta manera ganan victorias.