Parroquia de San Patricio y los Palotinos

Los Palotinos en la Argentina. En el año 1928, es elegido arzobispo de Buenos Aires el Guardián del Convento de San Francisco, Fray José María Bottaro y Hers. Era anciano y delicado de salud, por lo que se le designó un obispo auxiliar joven: Monseñor Santiago Luis Copello. Comienza así una reorganización de la Iglesia Arquidiocesana. Ante la escasez de parroquias, se resolvió una creación masiva de las mismas. La más grande en su larga historia, diecinueve en total.

Una de ellas fue San Patricio, en Villa Urquiza, en el Noroeste de la Ciudad. Se pidió que tomaran esta parroquia los Palotinos de Irlanda. Porque se veía la necesidad de contar con una pastoral especial para los católicos de habla inglesa de diversas nacionalidades, que moraban en esa zona y sus cercanías.

nave central patricio palotinos

La sede se estableció en la manzana comprendida por las calles Echeverría, Estomba, Sucre y Tronador. El primer paso consistió en alquilar una casa en Echeverría 3773, como sede provisoria. Allí se abre una pequeña capilla y reside su primer párroco, Padre Tomás Dunleavy.

Los fundadores de la parroquia fueron junto a este:  Tomás Pelan, irlandés y Juan Santos Gaynor, argentino, como asistentes. La parroquia se dedicó a San Patricio por decisión de la autoridad eclesiástica que quería que en la ciudad de Buenos Aires hubiera una iglesia bajo esa advocación, como la hay en las grandes ciudades del mundo.

altar palotinos

El 1 de enero de 1929 se toma posesión de la parroquia y ésta queda así habilitada como tal. Luego los palotinos, con su propio peculio, compran terrenos sobre Echeverría entre Estomba y Tronador, y una casa en Sucre 3969.

Sobre estos terrenos se levanta una iglesia con frente a Estomba. Era de chapa corrugada con revestimiento aislante por dentro lo que le dio excelente acústica. Este templo se usó como tal hasta el año 1958, cuando se libró el nuevo, al culto público. La construcción se debió a los aportes de la feligresía y de la colectividad irlandesa de Buenos Aires y del interior. La inauguración se realizó el 30 de marzo de 1930. La bendición del mismo estuvo a cargo de obispo auxiliar de Buenos Aires, Monseñor Fortunato Devoto. El edificio tenía una garantía de quince años, pero todavía está en pie en su casi totalidad y sirve de salón y de comedor para el Colegio San Vicente Pallotti.

Durante los primeros años se trabajó en la consolidación de la Parroquia, con el sello palotino de la apertura y del acogimiento para la construcción de una comunidad apostólica, con bases sobre la unidad y el amor. Esta congregación fue fundada en 1835 por el sacerdote romano Vicente Pallotti.

Por Ley 3775/11 el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires declara Sitio Histórico al inmueble donde se ubica la Parroquia. El organo es un Aeolian Pipe Organ (USA), Op 1165, del año 1911.

El Crimen de los Cura Palotinos

Tres sacerdotes y dos seminaristas de la orden católica de los Palotinos fueron acribillados la madrugada del 4 de julio de 1976 en esta iglesia. Sus nombres: Alfredo Leaden de 60 años, Pedro Dufau de 65, Alfredo Kelly de 40, Salvador Barbeito de 25, quien además era rector del colegio San Marón, en la calle Paraguay, y José Barletti de 25.

Su principal actividad pastoral se desarrollaba en la villa de emergencia conocida con el nombre de “Bajo Belgrano”. Antiguo asentamiento del Norte de la ciudad de Buenos Aires ubicado en las calles Cazadores, Dragones, Juramento y Blanco Encalada.

«Murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes». La sentencia quedó escrita en la alfombra de la iglesia, junto a los cuerpos de cinco palotinos asesinados durante la dictadura.

En un hecho inédito en casi 40 años, en 2016 la comunidad palotina en Argentina organizó una misa presidida por el cardenal primado del país y arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, a la que también concurrieron muchos obispos.

La congregación también organizó un «camino del martirio», una caminata espiritual en el norte de la ciudad de Buenos Aires.

Todo con un objetivo: «buscar la verdad y la justicia frente a lo sucedido» en la llamada Masacre de San Patricio, a la que consideran «el mayor atentado» contra la Iglesia católica en Argentina.

Los habían acribillado y habían dejado sus cuerpos alineados en el suelo del primer piso. Sobre uno de ellos habían dejado un cuadro de Mafalda, ese en el que la pequeña criatura de Quino señala el bastón de un policía mientras explica: «Este es el palito de abollar ideologías».

Los autores del crimen de los palotinos nunca fueron encontrados. Por eso, la congregación ahora ha optado por presentarse como querellante en la causa que intenta identificar quiénes cometieron los asesinatos.

La investigación no es fácil y las pruebas escasean. Incluso las bolsas que contenían las balas recuperadas de los cuerpos han desaparecido. Solo una bala quedó en la iglesia y fue utilizada para las pericias de balística, en las que se pudo determinar que era un proyectil utilizado por las fuerzas de seguridad. Lo que no pudo establecerse fue si bala pertenecía a las que utilizaba la Armada.

Los únicos indicios, que parten del testimonio de sobrevivientes del terrorismo de Estado, apuntan precisamente a un grupo de tareas que pertenecía a la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), el mayor centro clandestino de detención durante la última dictadura en Argentina (1976-1983).

Es conocido que todos los hechos en los que se persiguió, se hizo desaparecer y se mató a personas religiosas de la Iglesia católica en el tiempo de la dictadura estuvieron bajo la órbita de la Armada (ver Parroquia Santa Cruz), porque ni el Ejército ni la Fuerza Aérea quisieron intervenir.

Las pistas más recientes mencionan también a dos personas, que se presentaron en Roma, en un año que aún no pudo ser determinado, para pedir que la Iglesia no los excomulgara «por el hecho de sangre ocurrido en San Patricio».

En base a esa pista, el juez federal Sergio Torres, a cargo de la causa de los palotinos, pidió un oficio a Roma para que desde allí «envíen toda la documentación inherente al caso».

Los palotinos también buscan que las cinco víctimas sean reconocidas como mártires asesinados. Tal como sostiene una causa abierta en 2005 por el papa Francisco, cuando era arzobispo de Buenos Aires.

La congregación pidió al cardenal Poli que haga una consulta a los obispos argentinos. Esto es necesario para declarar el martirio de los palotinos. Si es demostrado, en el Vaticano se podría luego recorrer el camino hacia la beatificación.

«Creemos que llegó el momento de que el cardenal pida autorización a Roma. Seguramente hará esta consulta, pero ya tuvo un adelanto con lo que pasó el 4 de julio», dicen los postuladores de la causa.

Qué pasó después

El 8 de agosto 2005 se inauguró un monumento en recuerdo de ellos. Cuya causa de canonización abrió el en ese entonces cardenal Jorge Bergoglio (Papa Francisco). Quien en la omilía dijo:

“Esta parroquia ha sido ungida por el testimonio de quienes juntos vivieron y juntos murieron. Las baldosas de esta parroquia están regadas con la sangre de ellos.”

El 24 de abril del 2006, el ex presidente Néstor Kirchner (2003-2007) visitó la iglesia de San Silvestre de la congregación palotina en Roma y depositó flores en la placa que evoca a los cinco asesinados.

En 2007 se estrenó la película4 de julio, la masacre de San Patricio”. Un d

ocumental de 101 minutos dirigido y guionado por Juan Pablo Young, Pablo Zubizarreta.

En 2012 el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, acompañó la presentación que realizó la congregación para reabrir la causa.

El lunes 4 de julio da 2016, a 40 años de la masacre, se rezó en vigilia desde las 8:00. Por la noche se celebró una misa presidida por el cardenal Mario Aurelio Poli. Se concelebró con más de 40 sacerdotes de diferentes diócesis del nuestro país.

También allí el nuncio apostólico en la Argentina, monseñor Emil Paul Tscherrig, bendijo el cuadro que embelleció el encuentro. Esta ubicado a la derecha del altar. Es obra de la artista Roxana Salvatori y se entronizó días después.

© Miguel Cabrera BAIglesias.com