Basílicas

Nuestra Señora del Pilar algo de su historia

La documentación que guardaba la Basílica Nuestra Señora del Pilar está, en buena parte, desaparecida. Sucedió como resultado de la expulsión de los franciscanos en 1832. Por suerte mucho de su pasado lo recopiló el historiador Enrique Udaondo. Él publicó una reseña histórica del templo en 1918. Porque pudo investigar en el archivo eclesiástico de la Curia Metropolitana (que funcionó junto a la iglesia Catedral). Un yacimiento documental también desaparecido en los tristes hechos de la noche del 16 de junio de 1955.

En la inauguración del templo no estuvo presente el obispo de la ciudad, franciscano Juan de Arregui. Pero no faltaron alcaldes y regidores ni el depositario general y provincial de la Santa Hermandad, José Ruiz de Arellano. Él fue además el donante de la Iglesia de la Merced. También donante de las tierras para una capilla y población que hoy es San Antonio de Areco.

NS del Pilar tiene campana

En 1731 se colocó la campana San Antonio de Padua en la espadaña. Se terminó la torre de 30 metros. El templo se inauguró definitivamente el 12 de octubre de 1732. Era obispo Fray Juan de Arregui y gobernador el Mariscal Bruno Mauricio de Zabala. Al acto acudieron los miembros del Cabildo en pleno.

Buenos Aires tenia 22 mil habitantes en 1773 y 46 eran monjes recoletos. En 1779 se modificó la fachada para ubicar el altar de las reliquias y el baptisterio enfrente creando un atrio cerrado. La Iglesia fue consagrada el 30 de mayo de 1783.

Santiago de Liniers, según Paul Groussac, antes de viajar a la Banda Oriental para preparar la Reconquista, pasó toda una noche en el Pilar. Y durante la Defensa actuó como Hospital de Sangre.

El Convento

El Convento funcionó abierto para la reclusión y penitencia en tiempos del virreinato. La media legua que entonces se medía desde la Plaza Mayor suponía una breve peregrinación. Esto predisponía devotamente a los feligreses, que llegaban dispuestos al sosiego. Así lo hizo en 1774 quien iba a ser 38 años más tarde suegro del capitán José de San Martín. Don Antonio José de Escalada, flamante viudo de su primera esposa, que pasó entre los recoletos cuatro años de reclusión. Escalada dejó del convento del Pilar para casarse con Tomasa de la Quintana y Aoiz, madre de Remedios.

pilar. BA Iglesias

El historiador Ricardo de Lafuente Machain sostiene que el cónsul norteamericano en Buenos Aires, David Curtis de Forest, pasó en 1802 cinco meses en el convento para aprender castellano.

En 1815, el padre Francisco de Paula Castañeda fundó en un local del atrio del convento una academia de dibujo. Fue tambien hospital de clínicas donde murió (1829) el coronel Juan Ramón Estomba.

El enclave religioso permaneció en acumulación de historias sin grandes modificaciones hasta que en su fachada el color morado del tiempo de Rosas ganó las franjas frontales.

También tuvo reformas en 1866 y en 1902. Pero la verdadera restauración se decidió en 1930, emprendida por el ingeniero español Andrés Millé. El también diseñó la capilla de la Santa Unión de los Sagrados Corazones frente a plaza Irlanda. Millé restauró la fachada del Pilar y le devolvió tonos claros

Fuente: Buenos Aires nos cuenta , publicación de Elisa Casella de Calderón, que resume mucho de lo escrito sobre estas historias de Recoleta.

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