Parroquia San Martín de Porres

La parroquia San Martín de Porres la erige el Cardenal Antonio Caggiano en abril de 1965.  Su sede surge de la donación de un inmueble de Natalio Salvatori, tal cual reza en una placa en el atrio. La casa se adapta para cumplir las funciones del templo. También se suma la vivienda parroquial. Se construyó un frente que hoy no existe.

Entre 1968 y 1972 se decide erigir un nuevo templo. Se deja atrás la adaptación del edificio recibido en donación. Ese inmueble se demuele para levantar el actual templo. Todo se hizo posible con el esfuerzo de la comunidad parroquial ya establecida en torno a su párroco, el Padre Gómez.

Descripción

El interior de la iglesia está recubierto de mosaicos venecianos blancos y cerámicos rojos. Tiene un balcón en ambos lados para seguir los oficios y está iluminado por luz natural. Se puede ver suspendida del techo y sobre el pequeño altar de color manteca, una gran pintura del Santo con un niño a sus pies, algunos animalitos y plantas y una oración que dice así: “Abre tu corazón y cenaremos juntos”.

A principios del 2017 se hizo una remodelación en el altar para que fuera mas funcional

También hay dos imágenes de madera, una de La Virgen y el Niño y la otra de San Martín de Porres. Detrás del altar y a la izquierda un Crucifijo de madera, a la derecha y sobre una columna de mármol el Sagrario y más adelante una moderna pila bautismal. El Santísimo está permanentemente expuesto.

Sobre San Martín de Porres

san matín de porres

Su fiesta se celebra el 4 de noviembre. Nació en la ciudad de Lima, Perú, el día 9 de diciembre del año 1579. Fue hijo de Juan de Porres, caballero español de la Orden de Calatrava, y de Ana Velásquez, negra libre panameña. 

Martín es bautizado en la iglesia de San Sebastián, donde años más tarde Santa Rosa de Lima también lo fuera. De adolescente conoció al Fraile Juan de Lorenzana, famoso dominico como teólogo y hombre de virtudes, quien lo invita a entrar en el Convento de Nuestra Señora del Rosario. 

Las leyes de aquel entonces le impedían ser religioso por el color y por la raza, por lo que Martín de Porres ingresó como Donado, pero él se entrega a Dios y su vida está presidida por el servicio, la humildad, la obediencia y un amor sin medida.

Su muerte causó profunda conmoción en la ciudad de Lima. Había sido el hermano y enfermero de todos, singularmente de los más pobres. Todos se disputaban por conseguir alguna reliquia. Toda la ciudad le dio el último adiós. Su culto se ha extendido prodigiosamente.

Gregorio XVI lo declaró Beato en 1837. Fue canonizado por Juan XXIII en 1962. Recordaba el Papa, en la homilía de la canonización, las devociones en que se había distinguido el nuevo Santo: su profunda humildad que le hacía considerar a todos superiores a él, su celo apostólico, y sus continuos desvelos por atender a enfermos y necesitados, lo que le valió a San Martín de Porres, por parte de todo el pueblo, el hermoso apelativo de «Martín de la caridad».