Parroquia Resurrección del Señor

La parroquia Resurrección del Señor se construyó gracias al aporte del salesiano Adolfo Tornquist. El donó terrenos de su familia. Pertenecían a la empresa de su padre Ernesto Tornquist y Cía. También aportó el dinero para la construcción del templo. Tornquist, hijo de una acaudalada familia bonaerense, también fue el responsable en 1924 de repatriar los restos de Ceferino a la Argentina. La parroquia se crea el 25 de julio de 1934. El edificio actual se bendijo el 24 de abril de 1937. La construcción estuvo a cargo de Carlos Massa adoptando el llamado estilo románico lombardo urbano.

Interior de la Parroquia Resurrección del Señor – Crédito del Video Parroquia Resurrección del Señor

La crónica señala que a las 16 horas una nutrida concurrencia asistió a la ceremonia religiosa presidida por el entonces Arzobispo de Buenos Aires Cardenal Santiago Luis Copello.

Después de ser recibido por los padrinos del templo el abogado Omar Álvarez Balbín, presidente de la “Agrupación pro reconstrucción de Asturias” y su esposa Gilda Comastri el prelado dijo unas palabras en reconocimiento al Padre Adolfo Tornquist, salesiano, quien dedicaba el nuevo templo a la feligresía en memoria de sus padres.

Frente al altar mayor, profusamente adornado con flores blancas y rojas rezó una breve oración. Seguidamente recorrió el perímetro interior del recinto y luego el exterior asperjando el paramento de los muros con agua bendita, mientras recitaba las oraciones de rúbrica. Al regresar se escucharon las Letanías de los Santos.

Ese día tuvo lugar el primer bautismo: Osvaldo Felipe Onzari, hijo de Rogelio y Natalia Cebrero. El el primer casamiento fue entre Roberto Bonfigli y Scioperina Besso que eran vecinos de “Las Colectivas”,  una manzana de casas obreras inauguradas por la entonces Municipalidad Porteña en 1927 ubicada a pocas cuadras del templo.

Datos

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Vitral de Pablo Felliver Subirats

Al cumplirse el 25° aniversario de la parroquia Resurrección del Señor, en 1962, el Cardenal Antonio Caggiano bendijo el nuevo altar mayor con la imagen de Jesús Resucitado.

La actual imagen del Jesús Resucitado sobre fondo blanco supo tener pinturas alegóricas. Durante otro tiempo dos ángeles sostenían las lámparas que iluminaban el altar mayor. Simbolizando a los Ángeles que le estaban en el sepulcro (Juan 20, 1-18).

La Cruz de la entrada lateral estaba en otras épocas ubicada en la nave izquierda junto con la Virgen y San Juan. Las pinturas de la “Instauración de la Eucaristía” y “Pentecostés” en 1986 las pintó Luis Espinosa

El pórtico de entrada se encuentra retirado de la línea de la vereda. Forma así a un pequeño atrio. Los ventanales del frente no poseen imágenes. Tampoco los del interior del templo. El frontis remata en una cruz de estilo celta.

A la derecha del atrio se encuentra un nicho vidriado con la imagen  de Jesús. Arriba de él se observa el escudo de Copello. El tímpano de la puerta de acceso tiene un vitral representando a Jesús resucitado con los discípulos. Es obra de Pablo Felliver Subirats del año 2016. Hasta esa fecha el remate era Nuestra Señora de Lujan.

Interior de la parroquia Resurrección del Señor

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Vista el Coro de la Parroquia Resurrección del Señor

La iluminación durante el día es natural. Se logra por los ventanales de la parte superior de cada nave. Los que hay en el ábside y coro también colaboran. La iluminación artificial es por apliques modernos. Cuando se inauguró tenía dos arañas que pendían del techo. Se retiraron cuando se produjo la reforma litúrgica después del Concilio Vaticano II.

Posee tres naves separadas sí por siete arcos de medio punto que dividen la principal de las laterales. Dentro de cada arco divisorio se observan paños cóncavos bien diferenciados. Esto se repite en el techo de las naves. Las columnas concluyen en capiteles con distintos símbolos cristianos.

En la nave lateral derecha podemos ver un armonio utilizado en las celebraciones. Es de origen europeo. Estuvo en funciones desde casi la inauguración de la parroquia, instalado entonces en el coro.

El altar mayor era originalmente de madera policromada. Abarcaba todo el alto y ancho del ábside. Exhibía  en su centro la imagen de Jesús resucitado que vemos en el atrio. Ese altar fue retirado por su grado deterioro. Se reemplazó por el actual de mármol, obra de la firma Mahlknecht Hnos S.A.

El lugar central se halla ocupado por la triunfante figura de Jesús Resucitado. Enmarcada por dos columnas de mármol rojo coral de origen nacional. Con capiteles corintios que culminan en un arco de medio punto. Este tiene la inscripción “Resurrexit sicut dixit. Alleluia” (Resucitó, según predijo. ¡Alegrémonos!). Rematando con una cruz de aspecto céltico como la que corona la fachada de la parroquia.

Resurrección del Señor

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La resurrección de Jesús constituye el fundamento sobre el cual se asienta y gira toda la vida del cristianismo. Por eso es la fiesta máxima de la cristiandad. La reflexión sobre la resurrección de Jesús sigue y se desarrolla en las cartas de Pablo. Una reflexión que estuvo estimulada en Pablo, principalmente, por dos razones claras:

  • la resurrección es el contenido esencial de la fe cristiana.
  • sin la resurrección la fe está vacía y no puede salvar.

Sabemos que los mismos discípulos no creyeron rápidamente. Algunos cristianos de Corinto tuvieron dificultades en aceptar que los muertos pudieran resucitar con su cuerpo.

En el siglo XIX, la resurrección de Jesús se consideraba como una fábula de estudiosos, llamados a sí mismos liberales. Ellos profesaban poder admitir sólo aquéllo que fuera controlable por el hombre. Pero la resurrección de Jesús es la más grande de las acciones de Dios en la historia humana. Por lo tanto puede ser controlada por el hombre.

Es anti-histórico negar la resurrección sólo porque no puede ser verificada por la ciencia. Es imposible dar pruebas, de las que se dicen “científicas”, de la resurrección. Ya que la fe en la resurrección no será jamás el resultado de pruebas humanas.

El cardenal Ratzinger dijo en 1985: “El Resucitado no se puede ver como un trozo de madera o de piedra. Lo ve sólo aquél a quien él se revela. Y se revela sólo a aquél que puede ser enviado. No se revela a la curiosidad sino al amor”