Parroquia Corpus Domini

El territorio parroquial de Corpus Domini pertenecía anteriormente a las parroquias del Tránsito de San José y de San Cayetano. Su primer párroco, el Padre José Dunphy, hizo mucho por lo que hoy conocemos del templo. Ubicada en un barrio de casas bajas, su torre se destaca del resto.

Motivado por el desarrollo de la población de la ciudad de Buenos Aires, ante las necesidades espirituales de vastos sectores y para aumentar el número de parroquias, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Juan María Bottaro, dispuso que se erijan nuevas circunscripciones parroquiales. El proyecto, que se inició en 1927, lo continuó, el cardenal Santiago Luis Copello quien, el 25 de julio de 1934, dispuso la erección de la parroquia Corpus Domini.

Corpus Domini, historias encontradas

Dicen en el templo que el terreno donde está construido el edificio perteneció a Jose Penco dueño de buena parte de lo que hoy es Villa Luro. Se afirma que su palacete era el hito referencial del barrio. Aquí hay historias encontradas respecto a su donación. Encontré datos que aseguran que el propio Penco lo cedió al Arzobispado. También otras dicen que la idea perteneció a su esposa, ya viuda. Transcribo aquí una anécdota contada por una vecina en el cuadernillo «Villa Luro, una Cronología» coordinada por Juan Jose Vence, editada por Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires. A

El relato de Antonia

El chalet de Penco se construyó en el siglo pasado, en 1913, por el tamaño de sus árboles y plantas. Estaba en la calle Corvalán cuando fuimos a vivir frente a sus portones. La construcción, de dos pisos, muy suntuosa, y su estilo parecía un castillo del Valle de Loire en Francia. En esa época su única moradora era su dueña, la Sra. de Penco, su nombre no trascendía. La acompañaba una mucama joven que se llamaba Modesta ‘Joven’, y un jardinero con su esposa e hijo.

frente del templo

Se decía que su esposo vivía en Francia. La señora se sentía muy sola, se arrimaba al portón que daba a nuestra casa, y gritaba: ¡Antonia, decile a tu mamá que te deje venir conmigo, me siento muy sola!… siempre llevaba una bata larga, blanca o rosa, abotonada adelante, que le cubría los pies… yo cruzaba la calle, y de su mano recorríamos el trayecto hasta donde una escalera de mármol blanco nos conducía hasta su dormitorio. Allí había un pequeño altar; y después de rezar un poco me decía: aquí, cuando yo me muera, se hará un asilo, un hospital, una iglesia.

De pronto quedó todo en silencio. Vinieron los remates de los lotes y ya llegó la moderna construcción y sobre todo esta hermosa construcción, y sobre todo esta hermosa Iglesia que es ‘Corpus Domini’.

La construcción

Lo cierto es que gracias a esta familia se inició la construcción de una Capilla y un Convento. Con el tiempo el Convento desapareció y quedó la Capilla convertida en Parroquia. Su piedra fundamental se colocó en 1934. El motivo del nombre de la parroquia es que en octubre de ese año se llevó a cabo en Buenos Aires el Congreso Eucarístico Internacional. Copello bendijo el templo y celebró la primera misa.

La construcción pertenece a Carlos Massa, con un revestimiento exterior original que es símil piedra con una tonalidad gris que enfatiza la gravedad y la monumentalidad del edificio. Hay un predominio de líneas verticales y una estilización de los cuerpos principales que se expresan con nitidez hacia la calle: el campanario y la nave. El campanario es único pero parecieran estar más integrados a la fachada que otras obras de Massa. En la parte inferior de la torre sobre una abertura de arco de medio punto se puede observar el escudo de Copello. Otra elemento que impacta es el rosetón sobre el pórtico, con la estrella de David, acercándose así al gótico clásico.

Tesoros de Corpus Domini

Corpus Domini atesora entre sus muros un altar y un retablo (se lo considera anterior al 1770) procedentes de la antigua parroquia de San Nicolás de Bari, ubicada en ese entonces en Corrientes y Carlos Pellegrini, que fue luego demolida para edificar el obelisco y abrir la traza de la avenida 9 de Julio. Se trata de una pieza del arte sagrado de fines del siglo XVIII que ha sobrevivido bastante dignamente a los sucesivos traslados. Fue bendecido en Junio de 1936.

En 1965, bajo la intendencia de Francisco Rabanal, debido a los numerosos accidentes fatales, los vecinos se congregan en Rivadavia y Basualdo, cortando el tránsito, en demanda de la instalación de semáforos. El hecho tuvo gran repercusión, incluso el diario El Mundo publicó en su portada: “Villa Luro ayer libró su batalla”. El padre Luis Emilio Sánchez, párroco Corpus Domini, fue detenido y luego liberado por la acción de los vecinos

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