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Los Monjes Benedictinos en la Ciudad

La historia de los monjes benedictinos en la ciudad comienza a principios del siglo pasado. Desde el Monasterio de Santo Domingo de Silos, en Burgos, España se envía a estas tierras al monje Fermín de Melchor. Su tarea, expandir la orden en América.

san benito

Llega a la Ciudad en diciembre de 1914. Luego de conversar con las autoridades ecelesiasticas de Argentina obtiene un predio en la recien fundada Bellocq, en la provincia de Buenos Aires. Las tierras habia sido donadas en diciembre de 1912 por Maria Larramendy de Bellocq. Ella pidio que allí se construyeran edificios públicos, plazas y una iglesia.

Melchor remite las buenas noticias a sus superiores en Silos. Desde esa Abadía envían a los primeros monjes benedictinos. Junto a cinco de ellos llegaba Andrés Azcárate, que tenía apenas 2 años de Teología. Alejados de la metrópoli la Órden estuvo allí hasta 1916. El lugar era desolado.

Ya de regreso en a la Ciudad de Buenos Aires, Azcarate continuó estudiando y se ordenó sacerdote en junio de 1917. Mientras tanto los monjes benedictinos recibieron apoyo de diferentes congregaciones. Su tarea era realizar tareas pastorales por los barrios periféricos.

Años después consiguieron una parcela la barranca de Maure. Versiones sin comprobar aseguran que el lugar había sido de José Hernández. Consiguen también otro terreno entre la barranca de la calle Olleros y la de Gorostiaga, todos en el barrio de Belgrano.

Monjes Benedictinos que echan raices

Los Monjes Benedictinos en la Ciudad

En esa barranca cercanos a la ex residencia Loreley, donde las monjas Esclavas del Sagrado Corazón estaban construyendo su colegio, los seis monjes benedictinos imaginaron construir una Abadía y un templo. La primer piedra se coloca en 1920.

Las cosas no les resultaron fáciles ya que carecían de recursos y financistas. Levantaron un convento y lo que se conoció como la capilla del Santo Cristo. Ese pequeño templo fue la semilla de la difusión del canto gregoriano en la Ciudad.

Toda esta historia está documentada en un libro que la congregación publicó en 1965, con motivo de cumplirse el cincuentenario de la llegada de los primeros seis monjes.

La Abadia de Palermo y los monjes benedictinos

los monjes benedictinos en la ciudad

Allí vivían los monjes benedictinos, cuando Belgrano era un páramo lejos del ruido de la Metrópoli. Pero el crecimiento demográfico que se dá en la zona, a partir de 1950, hizo que en 1971 los sacerdotes se mudaron a Luján, en busca de tranquilidad. En 2015 se realizó alli una puesta en valor del edificio abandonado. Se erigió «La Abadía, Centro de Arte y Estudios Latinoamericanos». El mismo cerro tres años después por no poder sostenerlo. El complejo estaba a cargo del movimiento Sodalicio de Vida Cristiana.

Andrés Azcárate

andres azcarate

Ingresó como niño oblato en el monasterio benedictino de Santo Domingo de Silos, donde ya le había precedido Carlos, su hermano mayor. Profesó el 24 de septiembre de 1911, pero antes de terminar los estudios teológicos fue enviado, como dijimos, a nuestro país, donde los monjes de Silos habían iniciado una nueva fundación a finales de 1914.

El padre Azcárate fue ordenado sacerdote el 2 de junio de 1917 y al año siguiente era nombrado superior de la naciente comunidad, cuando sólo contaba con veintiséis años de edad. Desde entonces comienza una incansable tarea de difusión del movimiento litúrgico y del canto gregoriano por toda la Argentina. Primero con una modesta hojita litúrgica nacida en 1921, convertida en la revista Pax en 1927 y transformada en la Revista Litúrgica Argentina en 1935.

4 comentarios en «Los Monjes Benedictinos en la Ciudad»

  • El Misal y devocionario del Padre Azcárate fue el libro de oraciones y litúrgico para muchas generaciones de argentinos.

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  • Pingback: Cuáles son las Abadías Benedictinas de la Argentina - Descubrilas

  • ● HERALDO ALAVÉS, 1 de octubre de 1926
    La Virgen de Estíbaliz en Buenos Aires
    Ya está allí, en la capital del Plata, donde residen tantos hijos suyos, la Buena Madre Santa María de Estibaliz.
    Y la Comunidad de Estíbaliz que no pierde ocasión ni escatima sacrificios cuando se trata de expandir la devoción a su Virgencita, envió al P. Andrés una imagen que será la que presida los entusiasmos de aquellos hermanos nuestros residentes en Buenos Aires.

    ¿Se conserva todavía la imagen de la Virgen de Estíbaliz a la que hace referencia el texto?
    Si es así, ¿harían el favor de enviarme una fotografía?

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