Esta Santa, aunque parece, no era monja dominica

Parecía una monja. Las imágenes de Santa Catalina de Siena la muestran usando el hábito de un moniale, o hermana religiosa, de la Orden de Predicadores. En verdad, ella era una laica, la única laica actualmente reconocida como Doctora de la Iglesia.

Entonces, ¿por qué se ve como monja?

Catalina Benincasa creció en Siena, Italia, la hija número 23 de Lapa Piagenti y Giacomo di Benincasa (la mitad de sus hijos murieron a una edad temprana). A los 13 años, Catalina era una adolescente luchadora sin intención de casarse. Cuando era niña, Catalina tuvo una visión de Cristo sentado en la gloria con San Pedro, Pablo y Juan junto a él, y la inspiró a hacer un voto privado, dedicando su vida a Dios. Nadie sabía de este voto, por lo que cuando llegó a la edad de casarse, sus padres buscaron un esposo digno.

No salió bien. Catalina rechazó la idea misma, se cortó el cabello y usó ropa harapienta para hacerse poco atractiva hasta que sus padres enfurecidos se dieron cuenta de que los intentos adicionales de persuadirla eran inútiles. Reconocieron la piedad de su hija pequeña e hicieron una celda privada del convento para ella en su hogar.

Mostrando su temperamento inquebrantable

Catalina estaba interesada en la orden dominicana, pero no sintió ninguna llamada al claustro. Descubrió en Siena a las Hermanas de la Penitencia de la Tercera Orden de Santo Domingo que servían a los feligreses locales. Buscando la admisión, Catalina fue rechazada inicialmente porque el grupo estaba compuesto generalmente por viudas y solteronas. No es inusual para Catalina, finalmente se salió con la suya. Por lo tanto, se convirtió en una terciaria dominicana, o miembro de la «Tercera Orden» y, como era común en la época, se le permitió usar el hábito.

Después de un secuestro de tres años en su «celda«, Catalina emergió y se unió al trabajo de catequizar a los jóvenes, dar dirección espiritual, cuidar a los enfermos y servir a los pobres, lo que hizo incansablemente por el resto de su vida.

¿Sabías que Santa Rosa de Lima tampoco era monja?

Cada vez que Santa Rosa de Lima se representa en pinturas o estatuas, parece que lleva un hábito dominicano y es una monja religiosa.

Sin embargo, aunque deseaba mucho entrar en un monasterio dominico, su padre se lo prohibió.

En cambio, Santa Rosa de Lima vivió en casa y se convirtió en miembro de la Tercera Orden de Santo Domingo. Esto significa que técnicamente era un miembro laico de la Orden Dominicana y vivía en el mundo, fuera de un monasterio.

Ella llevaba un hábito que es específico para los miembros de la Tercera Orden, y también hizo un voto personal de virginidad perpetua. Santa Rosa de Lima llevó una vida similar a la de Santa Catalina de Siena. Ambas mujeres no eran monjas religiosas que vivían en un monasterio, sino que vivían sus vidas en la reclusión de sus propios hogares. Actualmente, aunque las Terceras Órdenes todavía existen hoy en día, el hábito religioso ya no es usado por los miembros, excepto en la muerte.

Casos similares

Pero Santa Catalina de Siena y Santa Rosa de Lima no son las únicas santas dominicas que profesaron la Orden como terciarias. La mayoría de la gente se sorprende al saber que algunos de los santos más prominentes y queridos de la iglesia eran dominicos que también eran laicos, incluyendo San Martín de Porres, el Beato Pier Giorgio Frassati, la Beata Margarita de Castello y el Beato Bartolo Longo.

Nuestra Beata Mama Antula, vestía los hábitos pero tampoco era monja. A diferencia de las anteriores ella profesaba la Orden de la Compañía de Jesús.

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