protagonistas

Mama Antula y su huella en la Ciudad

mama antula
Imagen realizada con motivo de su beatificación

Mama Antula, beatificada en 2016 y declarada Santa en 2024, fue una santiagueña con coraje y decisión. Cuando expulsaron a los jesuitas de estas tierras, ella tenía 15 años e hizo una promesa privada de castidad y pobreza. Decidió dedicar su vida a la difusión de los ejercicios espirituales según el método enseñado por San Ignacio de Loyola, fundador de la orden de los jesuitas (que consiste, generalmente, en ocho días de meditación guiada).

María Antonia de Paz y Figueroa, llamada Mama Antula, nació en Santiago del Estero en 1730. Muy joven, entró al servicio de los jesuitas como laica consagrada. Tenía 37 años cuando se produjo la primera expulsión de la Compañía de Jesús. «Me sentí atormentada y desconsolada –escribió en una de sus cartas-. La angustia era por el bien que el Pueblo de Dios perdía con esta ausencia».

Mama Antula vestida con hábitos jesuitas, se puso en marcha con un burro y un carro. Hay que tratar de imaginarse lo que era por entonces el territorio argentino y la extrañeza con la cual los lugareños habrán visto llegar a la Beata, con su peculiar silueta de peregrina y su pequeño séquito femenino. En cada pueblo al que llegaba, pedía primero permiso a las autoridades para organizar los ejercicios. Luego recorría los campos solicitando comida. Mas tarde escribía carteles que fijaba en lugares de reunión invitando a realizar los Ejercicios Espirituales.

Mama Antula Llega a Buenos Aires

En 1779 llega a en Buenos Aires. Su extraño aspecto hizo que la tildaran de loca y bruja. La corrieron y apedrearon. Ella y sus tres compañeras lograron refugio en la parroquia Nuestra Señora de la Piedad. Cuando redactó su testamento pidió ser enterrada en ese templo. En 2014 se declaró por decreto «sepulcro histórico nacional» al mausoleo que guarda los restos de María Antonia. El sepulcro está en la nave lateral derecha de la iglesia.

En la capital del Virreinato puso a prueba su templanza. También su paciencia ya que, inicialmente, las autoridades, incluso las religiosas, se mostraron reticentes a permitirle organizar los Ejercicios. Pero ella no se desanimó, ni dejó de insistir hasta que lo logró. Al Virrey, que luego del sí del obispo le seguía dando largas al asunto, ella lo retó «por el gran bien de que privaba al pueblo».

Más tarde, obtuvo un terreno donde inició la construcción de una Casa de Ejercicios, de la que llegó a ver una buena parte terminada. Murió allí, en 1799. El resto de la Casa se completó luego de su fallecimiento. Ese edificio sigue funcionando como sitio de retiro, además de convento.

Sus restos descansan el a Basílica de la Piedad y en octubre de 2014 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner declaró a la tumba de Mama Antula Sepulcro Histórico Nacional. Única mujer con esa distinción. El 27 de agosto de 2016 fue beatificada y en 2024 es declarada como la primera Santa Argentina.

Mama Antula y San Cayetano

A pesar de lo que la mayoría supone, San Cayetano no llego al país de la mano de inmigrantes italianos. Al dejar Santiago del Estero, María Antoniana nombró al Santo como patrono protector de su empresa evangelizadora, por ser el Santo de la Providencia y le encomendó cuidar todas sus tareas.

Pero la devoción por el Santo no pereció junto a Mama Antula, al contrario, creció. La orden de las Hermanas Hijas del Divino Salvador mantuvo la fe en la capilla de aquella Casa Santa. Mas tarde la trasladaron al barrio de Liniers. Allí levantaron un colegio y otra capilla desde la que fomentaban la devoción al Santo de la Providencia. La historia cuenta que, en aquel siglo XVIII hubo grandes sequías. Los chacareros del lugar recurrieron a él, en oración, para que los socorriera. Las súplicas se escucharon y los fieles comenzaron a llamarlo el «Patrono del Pan y del Trabajo«.

Una leyenda urbana

Una historia legendaria tuvo lugar como escenario la Basílica Nuestra Señora de la Piedad del Monte Calvario.

Cuenta el historiador Julio Luqui Lagleyze: «A fines de 1779 llega frente a un oratorio donde hoy se encuentra la basílica una mujer con hábitos, cargando unas pocas cosas y ayudada por un palo rematado por una cruz. Era Sor María Antonia de Paz y Figueroa, la beata Mama Antula. La acompañan Ramona Díaz y Manuela Villanueva. Al llegar allí unos niños se burlaron de ellas y las apedrearon. Las tres ingresaron al templo para agradecer a Dios haber llegado con bien a la ciudad, ya que venían caminando desde Santiago del Estero. Allí en La Piedad, sor María Antonia tiene la visión de su misión».

Luego de haber levantado la Santa Casa de Ejercicios, la religiosa falleció el 7 de marzo de 1799, acompañada por el reconocimiento de los vecinos porteños. Había pedido ser enterrada en el camposanto de La Piedad.

Cuando se iniciaron las obras de construcción del nuevo templo, se quiso retirar sus restos; durante cinco años se buscó sin éxito, hasta que el 25 de mayo de 1867, ante los obreros apareció una niña vestida de blanco, que les dijo que el lugar donde buscaban era el equivocado, y les marcó con su dedo otro donde, luego de escarbar, encontraron las piezas mortales. La historia fue corroborada por varios testigos.

Si llegaste hasta aquí…

quiere decir que te gustó la lectura y te lo agradecemos profundamente. Estamos convecidos que detrás de cada templo hay historias que merecen ser contadas. Te pedimos por favor que nos des una mano para seguir haciéndolo. BA Iglesias es una organización laica que no recibe ninguna financiación, entonces queremos que nos ayudes. Por favor ¿podrías colaborar con el valor de un café para apoyar a BA IGLESIAS?

Colaborar

Muchas gracias.

Equipo BA Iglesias

7 comentarios en «Mama Antula y su huella en la Ciudad»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.