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Cofradías coloniales y los retablos menores

Cada una de las cofradías existentes en la época colonial disponían en una iglesia de un espacios en las naves o cruceros de las Iglesias. En lo estructural, hay retablos de tres calles, aunque los de calle única son los mayoritarios. Entre los primeros el mas importante es el de la Capilla San Roque. Aunque muchos autores lo definen como un retablo mayor de la capilla terciaria.

Era un retablo de estilo barroco realizado por el portugués Jose de Souza en 1761. Poseía columnas salomónicas sobre importantes ménsulas portantes. También entablamentos curvos en los intercolumnios laterales. El expositorio avanzado y un coronamiento curvo en la calle lateral. Este enlazaba con el cornisamiento de las laterales, cuyas imágenes estaban colocadas sobre repisones.

san roque

Eran de ese tipo, también, altar de Santa Rosa de Viterbo en San Francisco, hoy es el del Sagrado Corazón. En el mismo templo se encontraba uno bajo la advocación de San Antonio, pero esta desaparecido. Al igual que en San Roque, las imágenes laterales estaban sobre repisones con doseles.

La diferencia de estos dos con la Capilla franciscana, es que el nicho central tenia un claro predominio visual. Debido fundamentalmente a la escala y a la forma.

Otros ejemplos

Otros dos ejemplos son el de San Jose, realizado por Saravia en 1788, en el crucero de La Merced. Este altar estaba a cargo del capital Ruiz de Arellano. En el mismo templo se encuentra el de Santa María del Socorro concluido en el mismo año.

Estos dos últimos presentan una estructura que acentúa la calle central mediante dos procedimientos. La reducción de tamaño de los nichos laterales y el avance de la calle central sobre los ellos. Estos dos efectos modifican en favor de la imagen titular la precepción del conjunto. Resalta su jerarquía, a diferencia del equilibrio que encontramos en San Roque.

Los retablos de nicho único los dejaremos para otra entrega.

José de Souza Cavadas

Nació en Canidelo, Porto (Portugal), en 1716 y falleció en Buenos Aires. Según referencias de Josefina Plá, se trasladó a América del Sur hacia el año 1740. En 1742 lo hallamos en Río de Janeiro, donde trabó amistad con el padre Manuel del Socorro; se radicó luego enseguida en Minas, cuyo auge aurífero daba amparo a manifestaciones profusas del celo religioso, favoreciendo la construcción de iglesias. En 1748 llegó a Buenos Aires y Luján; en esta ciudad estaba en 1752, fecha en que consta su viaje al Paraguay. No sabemos exactamente cuánto tiempo permaneció aquí, pero en 1759 lo hallamos de nuevo en Luján, donde estableció su taller.

Sus obras principales son varios retablos en Luján (1759-1776), retablo de San Roque (contratado ya en 1752), realizado en Luján y llevado a Buenos Aires en 1761, y retablo de Nuestra Señora del Rosario, de Buenos Aires (1771). En 1778 tenía su taller otra vez en Buenos Aires y figura que realizó el altar mayor de Santo Domingo en 1780. Esta es la última fecha que tenemos de su vida y de su trabajo.

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