Basílica de Nuestra Señora del Socorro


Donde hoy se alza la Basílica de Nuestra Señora del Socorro, en la actual esquina de Suipacha y Juncal, existía desde fines del siglo XVI una pequeña capilla denominada “de los pescadores”, a la que acudía vecinos de la parte Norte de Buenos Aires a suplicar, rezar y escuchar la santa misa.


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En 1750 el vecino Alejandro del Valle, un español radicado en el Río de la Plata, donó el actual terreno para edificar un templo de mayores dimensiones con la condición de que estuviese dedicado a Nuestra Señora del Socorro de la que era ferviente devoto. La idea era convertirlo en Curato. Las fuentes consultadas indican que el propio del Valle habría sido del constructor del templo. El templo se construyo en la llamada zona extramuros Norte de la ciudad.

En 1769 no pudo ser declarada parroquia, por un litigio de herederos (los herederos de Alejandro del Valle desconocen la donación he inician una pelea contra el Obispado local para recuperar la propiedad), a pesar de ello fue convertida en Vice-Parroquia de la Catedral.

En 1783, con un fallo de la Justicia a favor del Obispado, fue erigida en parroquia beneficiando de esa manera a los vecinos del sector que, impedidos de movilizarse los días de lluvia, se quedaban muchas veces sin escuchar misa. Fue designado a su frente el presbítero Félix Soloaga, que habría de desempeñarse hasta 1792.

Leyendas Urbanas en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

A fines del siglo XVIII, los esposos Estanislao Rivero y Añorca Basualdo, recibieron la visita de un vendedor ambulante que, entre tantas cosas, portaba una imagen de Jesús Crucificado. La señora Basualdo se deslumbro con la imagen y le pidió a su esposo que la comprara. Este se negó varias veces bajo el pretexto de los escasos medios que tenían para vivir (vivían en las afueras de la ciudad en un caserío de madera y paja).

Según parece, el vendedor se vio conmocionado por la insistencia de la señora y se los dio a cambio de 20 reales de plata y algún objeto que la familia Rivero tuviera en su hogar para darles a cambio. No llegaron a juntar esa suma por lo que el comerciante les dijo que se quedaran tranquilos que los vecinos completarían la suma.

La sagrada imagen fue colocada en un nicho arreglado con chala, dentro de la vivienda del matrimonio y a él comenzaron a acudir los lugareños, que habían colaborado con la compra del Cristo, a implorar sus gracias. Eran tantos los concurrentes y tantas las ofrendas que decidieron con ellas comprar un terreno lindante y construir allí una capilla para la adoración de la imagen.

El milagro

Ocurrió que cierto día un individuo cuyo nombre esta en el anonimato (de ahi hablar de leyenda urbana) que se encontraba afligido a la capilla levantada en las actuales Cerrito y Santa Fe (había allí una placa recordatoria en el piso la que fue removida tras las obras del Metrobus 9 de Julio y traslada a esquina de Pellegrini y Santa Fe sobre la plazoleta Pcia. de Tierra Del Fuego, Ant. E Is. Del Atlant. Sur) para rezarle a la imagen del Santo Cristo que allí se veneraba. Postrado de rodillas rogó por la aparición de una importante suma de dinero que acababa de extraviar diciendo:

Señor, si me ayudas a encontrar lo que he perdido, mandaré rezar por ti una misa”. Y así fue que, a poco de haber dejado el oratorio dio con el dinero, por lo que, lleno de alegría, regresó inmediatamente a dar las gracias. “Desde hoy te bautizo con el nombre de Señor de los Milagros

Poco después se logró la curación de un enfermo invocando la protección del Señor de los Milagros. La noticia se expandió no solo en la metropoli porteña sino en los pueblos circundantes con lo que la capilla era visitada diariamente por decenas de peregrinos que dejaban limosnas a los Basualdo. Hay muy poca literatura respecto a esto debido a la humildad de los poseedores de la imagen.

El traslado

El Presbítero Manuel Leon Ochagavía, párroco del Socorro desde 1797, solicitó autorización al obispo de Buenos Aires, Benito Lue y Riega, para trasladar la imagen después de comprobar la gran cantidad de fieles que acudía a rezar a casa de los Basualdo. Y por considerar ademas que una casa particular no era el mejor lugar para tamaño culto público. Estando de acuerdo Lue y Riega le ordenó a la familia entregar la imagen.

El 14 de septiembre de 1803, fiesta de la Exaltación de la Cruz, el Señor de los Milagros fue trasladado en procesión a la iglesia del Socorro para ser depositado en un pequeño nicho próximo al Altar Mayor especialmente preparado. La imagen quedo al cuidado de la nieta de quien había donado las tierras para la construcción de dicho templo (Juana Rodriguez)

En 1848 tomó posesión del cargo de párroco el Presbítero Francisso Villar y viendo la inmensa feligresía que acudía a ella emprendió las obras de un nuevo templo, demoliendo el anterior que se extendía desde las actuales puertas de acceso hasta la tercera arcada interior, alcanzando hasta lo que hoy es el crucero. La inauguración ocurrió en febrero de 1855.

Dos naves

Diez años después se le anexaron las dos naves laterales, cuando era titular el Presbítero Pedro de San Pedro.

Padre Casas Basílica de Nuestra Señora del Socorro

En 1877, durante el ministerio del Canónigo Honorario José Apolinario de Casas, fue fundado el Apostolado de la Oración y en 1891 la Asociación del Señor de los Milagros.

Corría 1903 cuando el padre Casas procedió a coronar solemnemente al Señor de los Milagros, después de obtener la facultad del mismo Papa León XIII. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Metropolitana, el 13 de septiembre y finalizó con una impresionante procesión hasta el Socorro, donde la imagen fue depositada donde hoy podemos apreciarla. Los restos del padre Casas, quien falleciera en 1932, descansan en el templo.

Hay no menos de 15 gracias obtenidas invocando al Señor de los Milagros pero lo dejare para otro post de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

Mucho Para Ver en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

La Basílica de Nuestra Señora del Socorro es de estilo neoclásico, frente simétrico con dos torres y cuatro columnas corintias. El interior es de tres naves y capillas laterales, techo decorado destacándose el retablo laminado con columnas salomónicas.

Esta Basílica de Nuestra Señora del Socorro es custodia de magníficos tesoros y obras de arte únicas en el mundo. Entre las imágenes y reliquias que allí se veneran se destacan las de Nuestra Señora del Socorro, San José y San Roque, las tres en el Altar Mayor; el añejo Señor de los Milagros, sobre el Sagrario, en la capilla especialmente construida para él; la Ascensión del Señor, en mármol y mosaico, en la pared derecha y la cruz de la Evangelización en la izquierda que incrementan el potencial artístico del histórico templo.

En el Altar del Calvario se encuentran Jesús Crucificado y a sus pies la Santa Madre, el apóstol San Juan, la Verónica y la Magdalena todos ellos en actitud de aflicción y oración. En el mismo sitio, al centro, sobre la vitrina del Cristo Yacente, destaca el bello cuadro de la Santa Faz.

Los Altares de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

Los altares laterales de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro , están ricamente adornados; el del Sagrado Corazón junto al Inmaculado Corazón de María y el santo patrono de Buenos Aires, San Martín de Tours, en cuyo centro brilla con especial fulgor Nuestra Señora de Fátima.

Además de San Antonio de Padua con San Pedro a la derecha, San Luis Gonzaga a la izquierda y San Benito Abad en su centro; el del Nacimiento de Nuestro Señor; también el de la Inmaculada Concepción con el Santo Cura de Ars y San Miguel Arcángel a ambos lados y el Niño Jesús de Praga en su nicho central; el de Nuestra Señora del Carmen con Santa Marta y San Cayetano y el de San Vicente de Paul con Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Rita y Nuestra Señora de Luján en el centro.

También destacan, por la finura de sus líneas y la belleza de sus expresiones, el Depositario de la Virgen María y San José, con Santa Rosa de Lima, San Marcos y un Jesús atado a una columna en la parte media y la Sagrada Familia sobre una repisa lateral junto a las grandes columnas y la pila bautismal de mármol ónix, los frescos de los techos y el dorado a la hoja de todos sus retablos.

Retablo de San Vicente de Paul

Este retablo de madera tallada, calada, esgrafiada, policromada y dorada guarda características neobarrocas. Se realizó en Buenos Aires en el siglo XIX. La mesa en tumba está decorada con roleos y motivos fitomorfos aplicados. El sotabanco que está arrimado el altar y el banco, con hornacina centralizada, conforma un alto basamento. Se destacan las pilastras amensuladas de fuste decorado con palmas.

El nicho principal se recorta en la superficie plana del cuerpo y tiene el vano ornamentado con hojas y roleos. Sendas repisas ocupan las calles laterales determinadas por las columnas frontales y las de los extremos. La peana que soporta la imagen del santo es del siglo XVIII. El entablamento, que abarca la totalidad de la capilla, tiene cresta centralizada. La imagen de San Vicente de Paul es de madera policromada.

Retablo Mayor de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

Neobarroco. Constituido por: sotabanco, banco, un cuerpo, tres calles, entablamento y ático. Esta pieza de madera tallada, policromada, dorada y esgrafiada se realizó en Buenos Aires a fines del siglo XIX. La falta de ornamentación en el centro del sotabanco delata el lugar del cual fue retirada la mesa del altar. Sólo las laterales tienen motivos florales entrelazados y pequeños búcaros sobre pedestales. En la zona del banco se presenta un templete flanqueado por un par de ménsulas que presentan elementos geométricos y tableros en los que observamos una corona real, ramas floridas y cintas; un misal sobre una cruz y otros elementos cargados de simbología litúrgica.

En el nicho central encontramos una imagen de Nuestra Señora del Socorro. La Virgen y el Niño bendiciente se presentan sobre una orbe de nubes con el demonio antropomorfo y un niño; flecha, corona y potencias de plata. La imagen es de madera policromada y estofada; se realizó en Buenos Aires a fines del siglo XVIII. El conjunto se apoya sobre una base prismático-rectangular policromada, ornamentada con volutas.

Reconocemos el anagrama de María inscrito en doble círculo y flores. El origen de esta advocación se relaciona con el tema iconográfico de las vírgenes de misericordia y con leyendas del siglo XVIII y éstas, a su vez, con otras anteriores como la del robo de San Bartolomé, o San Lorenzo o San Esteban cuando éstos eran muy pequeños y el demonio los arrebató de la cuna.

Con el tiempo y el paulatino olvido de la leyenda, maza y garrote se reemplazaron por una flecha o lanza, también desapareció la figura de la madre y el demonio se convirtió en el dragón que ataca al niño, símbolo de un alma en peligro.

Retablo de San Antonio

Neobarroco. Compuesto por: sotabanco, banco, un cuerpo, tres calles y entablamento. El cuerpo ostenta en la calle central un nicho flanqueado por tres columnas en trebolillo. Lo enmarcan sendas columnas torsas, dos calles en curva cóncava con repisas y doseletes que albergan imágenes y otro par de columnas salomónicas en los extremos. Madera tallada, calada, policromada y dorada, Buenos Aires, fines del s XIX.

Retablo de la Virgen del Carmen

Constituido por sotabanco, banco, un cuerpo, tres calles (las laterales curvadas) y entablamento. Mesa prismática, expandida arriba, con el escudo del Carmelo entre tres palmas afrontadas. A sus lados, en marcado retroceso, tableros parcialmente cercenados con aplicaciones de roleos. Madera tallada, policromada, dorada y esgrafiada.

Retablo de los Desposorios de la Virgen

De disposición no tradicional, consta de un cuerpo con tres calles, las laterales ligeramente curvadas y entablamento partido. El altar en tumba está exornado por palmas, flores y ramas. Dos tableros laterales con follaje entre caprichosas pilastras constituidas por ménsulas contracurvadas con cabezas de querubines a modo de capiteles, conforman una base elevada que culmina en un entablamento con friso decorado. El templete que alberga el Señor de la columna (¿Santo Cristo de la Paciencia?), interrumpe la horizontalidad de este tramo. Cuerpo elevado. Madera tallada, policromada y dorada.

Señor de la columna

Representación que muestra a Jesús en el momento de ser flagelado, con las manos atadas a una columna parcialmente cubierta con un paño rojo tallado. Descansa sobre una base cuadrangular plana, apoyada en otra escalonada y con pequeñas patas angulares. Madera tallada y policrimada; ojos de vidrio. Es una obra española del siglo XIX.

Desposorios de la Virgen en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

Tema que por lo general, con variaciones, apareció en la pintura pero fue infrecuente en las representaciones escultóricas. Se sabe que existió uno en la Iglesia de San Nicolás, obra valiosa que ha desaparecido. La Virgen, con túnica rosa, manto azul movido y velo blanco. San José, con túnica marrón, aparece con las manos unidas. El grupo descansa sobre una base prismática rectangular moldurada de escasa altura. Madera tallada y policromada. También es de España pero de la segunda mitad del siglo XIX.

Crucifijo

Cristo de cuatro clavos con paño de pureza muy movido y cordón. Cruz de madera con resalte perimetral interno. Marfil y madera. Es de Italia, del siglo XVIII.

Señor de los Milagros en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

El Señor de los Milagros Basílica de Nuestra Señora del Socorro

Es un Jesucristo de tres clavos, de talla muy simple y marcado carácter popular. Ostenta corona de soga y paño de pureza tallado. La cruz moderna, de sección circular, tiene follajes de metal dorado recortados en chapa; resplandor con rayos irregulares y reserva circular del mismo color y tres cantoneras fitomorfas de perfil movido, también de metal, con amatistas y topacios engarzados. La peana actual carece de valor; la antigua se conserva en la sacristía. Además la corona de plata y piedras, se colocó en 1903 y realizada con exvotos, en ocasión.

No es posible fijar con precisión el origen. Se puede suponer que perteneció a alguna de las Iglesias o Capillas devastadas o destruidas de las Misiones por el año 1760. Es una imagen pequeña realizada en madera, el rostro moribundo, el semblante humilde con una suave mirada. La frente despejada aunque ennegrecida con la sangre que brota de las espinas, su boca entreabierta como en actitud de hablar, todas sus facciones demuestran las de un cuerpo moribundo en medio del dolor.

La cabeza inclinada a la derecha, parece mirar donde estaba su Madre. El rostro y todo el cuerpo a pesar de su antigüedad y sin haber sido retocado milagrosamente se conserva sin ningún deterioro. El tamaño de la imagen es de 36 centímetros aunque con todas las potencias y peana alcanza el metro veinte de altura.

La cruz estaba despojada de todo adorno, fue en 1807 que se le incorporó lo que hoy podemos disfrutar al contemplarla.

Pila bautismal

Recipiente de planta circular. El pedestal, de balaustre, tiene molduras en la base, estrías oblicuas en el fuste y coronamiento también moldurado y escalonado en el encuentro con la pileta. Apoyada en una base cuadrangular de piedra negra que aún se conserva. En el recipiente de lee: Iglesia del Socorro – 1885. Piedra labrada. Origen Italia, siglo XIX.

Púlpito de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

Consta de tribuna respaldo y tornavoz. Taza heptagonal con vértices decorados por roleos fitomorfos enroscados en los extremos. Entrepaños con las representaciones de los Evangelistas sobre nubes. Molduras vegetales en los perímetros superior e inferior. Madera tallada, policromada y dorada. Altura aproximada cinco metros y medio. Construido en Buenos aires, a fines del siglo XIX.

Reja

Emplazada en la puerta del bautisterio. Tiene dos hojas y banderola curva. Dos franjas rectangulares enmarcan un paño cuadrado sobre el cual se eleva el rectángulo superior que conforma cada batiente. La arquivolta de la banderola apoya sobre una faja rectangular. Decoración muy elaborada en base a finas planchuelas de líneas curvas entrelazadas que se enroscan en sus términos y ejes verticales y horizontales que la dividen en secciones. Estas finalizan en palmetas. Banderola dividida al centro por un elemento vertical en la que reaparecen los ornatos descritos. Hierro forjado. Altura: 3×1,5metros. Buenos Aires, 1855.

Cronologías de la Basílica de Nuestra Señora del Socorro

En 1798 se estableció la Hermandad de las Animas y María Santísima del Socorro y el 14 de septiembre de 1803, fiesta de la Exaltación de la Cruz, el Señor de los Milagros se trasladó en procesión a la iglesia del Socorro para depositarlo en un pequeño nicho próximo al Altar Mayor especialmente preparado.

El presbítero Manuel Ochagavía, párroco desde 1797, había solicitado autorización al obispo de Buenos Aires, don Benito Lue y Riega, para trasladar la imagen después de comprobar la gran cantidad de fieles que acudía a rezar a casa de los Basualdo.

En 1821 la corporación del Cementerio Ingles adquiere un terreno lindero a la iglesia para construir el cementerio del Socorro. Que estuvo abierto hasta 1833.

Demolición

En 1854 el presbítero Dr. Francisco Villar, cura párroco del Socorro, emprendió las obras de un nuevo templo, demoliendo el anterior que se extendía desde las actuales puertas de acceso hasta la tercer arcada interior, alcanzando hasta lo que hoy es el crucero. Diez años después se le anexaron las dos naves laterales, cuando era titular el Presbítero Don Pedro de San Pedro y en 1865, Su Santidad el Papa Pío IX instituyó las fiestas canónicas en honor del Señor de los Milagros, a celebrarse el día de la Exaltación de la Cruz, la de Nuestra Señora del Socorro el 15 de septiembre y la del Santísimo Sacramento el 16 del mismo mes. En 1877, durante el ministerio del Canónigo Honorario José Apolinario de Casas, se fundó el Apostolado de la Oración y en 1891 la Asociación del Señor de los Milagros.

Su elevación a Basílica Menor

El 12 de febrero de 1898, Su Santidad el Papa León XIII la elevó a la categoría de Basílica Menor, autorizando la instalación de las correspondientes insignias.

Corría 1903 cuando el Arzobispo de Buenos Aires, Mariano Antonio Espinosa y el padre José Apolinario de las Casas procedieron a coronar solemnemente al Señor de los Milagros, después de obtener la facultad del mismo Papa León XIII. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Metropolitana, el 13 de septiembre y finalizó con una impresionante procesión hasta la Basílica del Socorro, donde la imagen se deposit{o. Los restos de el padre Casas, quien falleciera en 1932, se encuentran depositados en la Basílica de Nuestra Señora del Socorro .

Órgano

En 1959 se bendice el nuevo órgano fabricado por la casa Steinmeyer G. F. Strebel el año anterior. El sistema de transmisión es electro-neumático. El montaje lo realizó Francisco Hebbing junto a Marcos Azurmendi. En 1961 se funda el Colegio parroquial Nuestra Señora del Socorro. Y También la Asociación Amigos de la parroquia, con los fines de una acción comunitaria social y cultural.

Restauraciones

En 1938 con cura párroco el Presbitero Miguel Lloveras comienzan las obras de restauración del Templo y dependencias. Demolieron la casa parroquial. Año tras año hasta 1953 se realizan los trabajos de restauración. Se comprueba que la Basílica no tiene cimientos. Cuatro años después, se compra de la casa contigua, sobre Suipacha, para la nueva sacristía y aulas salones para las obras sociales y más adelante colegio parroquial, también para la ampliación de la Capilla del Señor de los Milagros.

Entre 1991 y 1992 se crea la Fundación del Socorro. Se realizan importantes obras de restauración y mantenimiento del Templo y Casa parroquial. Se coloca en el atrio “La Piedad”, grupo escultórico donado por la familia del presbítero Ernesto Mai, bendecido el 14 de septiembre de 1992 por el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Antonio Quarracino.

La Otra Historia

La Basílica de Nuestra Señora del Socorro fue escenario de importantes hechos de nuestra historia nacional.

-Al formarse el Regimiento de Granaderos a Caballo los aspectos religiosos fueron atendidos por el sacerdote de la iglesia, que estaba próxima al cuartel del Retiro, pero cuando los efectivos de la unidad comenzaron a crecer, la necesidad de disponer de mayor atención llevó al General José de San Martín a considerar la presencia diaria del sacerdote en el cuartel y que celebrase las misas en dicho recinto militar.

-En 1847 comenzó allí el drama de Camila O’Gorman y el padre Ladislao Gutiérrez, su cura párroco. Ellos se enamoraron y escaparon de Buenos Aires. Juan Manuel de Rosas, gobernador de la provincia en esa época los mandó perseguir y fusilar donde los encontraran. El padre de Camilla También quería su muerte. La idea de los prófugos era llegar a Brasil. En Goya, provincia de Corrientes, se les acabó el dinero y se quedaron a vivir allí y cambiaron sus nombres, hasta que fueron delatados y ajusticiados.

Más

-A la iglesia acudía a escuchar misa y comulgar, a fines del siglo XIX, la Venerable Sor Camila José Rolón, fundadora de la Congregación de las Hermanas Pobres Bonaerenses de San José en Mercedes, provincia de Buenos Aires. Cuyo proceso de beatificación se inició en 1975, fue declarada Venerable el 2 de abril de 1993.

-Durante los sucesos del 16 de junio de 1955 fue atacada a balazos y su cura párroco, el padre Miguel Lloveras, conducido a prisión. Como testimonio de aquellos hechos, se conserva el impacto de un proyectil en una de las puertas de la Capilla de Hombres.

-Durante la primera mitad de la década del 60 el padre Carlos Mugica, fue párroco de la iglesia. Mugica formó parte del ala progresista partido Justicialista. El 11 de mayo de 1974 fue asesinado por la Triple A, brazo armado de José López Rega, la ortodoxia del mismo partido.

Una Reliquia Digna de Visitar

La Basílica de Nuestra Señora del Socorro guarda entre sus tesoros más valiosos los restos visibles de Santa Constancia Mártir, virgen martirizada en el año 69 durante las brutales persecuciones del emperador Nerón, reliquia de inestimable valor histórico y religioso enviada especialmente desde Roma, depositadas en una vitrina lateral

También en hay una reliquia tomada del lienzo con el cual cubría la llaga de su costado el Padre Pio de Pietrelcina. Certificada por el padre Gerardo Di Flumeri en junio  de 2002.

©Miguel Cabrera

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