Basílicas

El Señor de los Milagros en Nuestra Señora del Socorro

La Basílica Nuestra Señora del Socorro en Retiro está cargada de historias y leyendas, esta es una de ellas

A fines del siglo XVIII, los esposos Estanislao Rivero y Añorca Basualdo, recibieron la visita de un vendedor ambulante. Entre tantas cosas, portaba una imagen de Jesús Crucificado. La señora Basualdo se deslumbró con la imagen y le pidió a su esposo comprarla. Estanislao se negó porque no tenían el dinero para pagarlo.

Pero el vendedor se vio conmocionado por la insistencia de la señora. Así que cambió el precio. Les pidió 20 reales de plata. También algún objeto que tuvieran para darle a cambio. El precio seguía siendo alto. Añorca salió a pedirles a sus vecinos una ayuda para completar la suma.

Colocaron la imagen en un nicho arreglado con chala, dentro de la vivienda. Primeramente comenzaron a acudir los lugareños, que habían colaborado con la compra, a implorar sus gracias. Con el tiempo eran tantos los concurrentes y tantas las ofrendas que decidieron comprar el terreno lindante. Entonces comenzaron a construir allí una capilla para la adoración de la imagen. En las actuales Cerrito y Santa Fe. Allí había una placa recordatoria en el piso. Tras las obras del Metrobus 9 de Julio se la trasladó a esquina de Pellegrini y Santa Fe sobre la plazoleta.

“Desde hoy te bautizo con el nombre de Señor de los Milagros»

Cierto día un individuo cuyo nombre esta en el anonimato (de ahí hablar de leyenda urbana) llegó a la capilla a rezarle a la imagen del Santo Cristo. Postrado de rodillas rogó por la aparición de una importante suma de dinero que acababa de extraviar diciendo:

Señor, si me ayudas a encontrar lo que he perdido, mandaré rezar por ti una misa”.

Y así fue que, a poco de haber dejado el oratorio dio con el dinero. Entonces lleno de alegría, regresó inmediatamente a dar las gracias.

Poco después se logró la curación de un enfermo invocando la protección del Señor de los Milagros. La noticia se expandió en los poblados circundantes. Así que la capilla era visitada diariamente por decenas de peregrinos que dejaban limosnas a los Basualdo.

Nuestra Señora del Socorro y la imagen

El Presbítero Manuel Leon Ochagavía, párroco del Socorro desde 1797, solicitó autorización al obispo de Buenos Aires, Benito Lue y Riega, para trasladar la imagen después de comprobar la gran cantidad de fieles que acudía a rezar a casa de los Basualdo. Y por considerar ademas que una casa particular no era el mejor lugar para tamaño culto público. Estando de acuerdo Lue y Riega le ordenó a la familia entregar la imagen.

El 14 de septiembre de 1803, fiesta de la Exaltación de la Cruz, el Señor de los Milagros fue trasladado en procesión a la iglesia Señora del Socorro. Se la colocó en una hornacina próxima al Altar Mayor. La imagen quedo al cuidado Juana Rodriguez. Ella era nieta de quien había donado las tierras para la construcción del templo.

En 1848 tomó posesión del cargo de párroco Francisco Villar y viendo la inmensa feligresía que acudía a ella emprendió las obras de un nuevo templo. Demolió el anterior que se extendía desde las actuales puertas de acceso hasta la tercera arcada interior, alcanzando hasta lo que hoy es el crucero. La inauguración ocurrió en febrero de 1855.

nuestra señora del socorro. BA Iglesias®
Placa donde descansa el Padre de Casas

En 1877, durante el ministerio del Canónigo Honorario José Apolinario de Casas, se funda el Apostolado de la Oración y en 1891 la Asociación del Señor de los Milagros.

En 1903 de Casas obtiene la autorización del Papa León XIII y corona la imagen. La ceremonia tuvo lugar en la Catedral Metropolitana, el 13 de septiembre y finalizó con una impresionante procesión hasta el Socorro.

Señor de los Milagros

señora del socorro. BA Iglesias®. Señor de los milagros
Imagen original en el Altar

Es un Jesucristo de tres clavos, de talla muy simple y marcado carácter popular. Ostenta corona de soga y paño de pureza tallado. La cruz moderna, de sección circular, tiene follajes de metal dorado recortados en chapa; resplandor con rayos irregulares y reserva circular del mismo color y tres cantoneras fitomorfas de perfil movido, también de metal, con amatistas y topacios engarzados. La peana actual carece de valor; la antigua se conserva en la sacristía. La corona de plata y piedras, fue colocada en 1903 y realizada con exvotos, en ocasión.

No es posible fijar con precisión el origen. Se puede suponer que perteneció a alguna de las Iglesias o Capillas devastadas o destruidas de las Misiones por el año 1760. Es una imagen pequeña realizada en madera, el rostro moribundo, el semblante humilde con una suave mirada. La frente despejada aunque ennegrecida con la sangre que brota de las espinas, su boca entreabierta como en actitud de hablar, todas sus facciones demuestran las de un cuerpo moribundo en medio del dolor. La cabeza inclinada a la derecha, parece mirar donde estaba su Madre. El rostro y todo el cuerpo a pesar de su antigüedad y sin haber sido retocado milagrosamente se conserva sin ningún deterioro. El tamaño de la imagen es de 36 centímetros aunque con todas las potencias y peana alcanza el metro veinte de altura.

La cruz estaba despojada de todo adorno, fue en 1807 que se le incorporó lo que hoy podemos disfrutar al contemplarla.

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