Iglesias

El primer templo del barrio de Balvanera

El primer templo del barrio de Balvanera fue un oratorio levantado a fines del siglo XVIII en lo que era la Quinta de los Salinas. Esta ocupaba dos manzanas delimitadas por las actuales Rivadavia, Yrigoyen, Pasco y Sarandí.

Según registros de los Jesuitas, que estuvieron allí medio siglo después:

La capilla tenía seis baras de ancho y menos de 30 de largo

Lo que serian unos 5 por 25 metros. Formaba parte de un caserón de estilo colonial. Con un patio cuadrado que servía de paso hacia la capilla desde el resto los aposentos de los tres lados de la casa. El oratorio no tenía acceso desde la calle.

En 1790, Juan Manuel Salinas, le pide permiso al Vicario General Juan José Yolis para que su oratorio sea público. Al redactar el pedido se compromete a pagarle al sacerdote para que «celebre misa los domingos». La zona estaba en las afueras de la ciudad. En esa época el límite era la actual Solis y Rodriguez Peña.

La Imagen

La familia recibió de manos de la madre, de quien sería mucho después el obispo de Buenos Aires Mariano Medrano, una imagen de Nuestra Señora de los Dolores.

Este dato lo tomamos del testamento de la esposa de Salinas:

Mi citado marido compró la casa y quinta en la que actualmente vivo … la imagen de Nuestra Señora de los Dolores y todos los muebles que pertenecen a su adorno, a la decencia del culto divino y celebración de las misas, es mía por donación particular que me hizo de ella Doña Victoriana Medrano

Esa imagen desde ese momento hasta hoy es la regente del culto en el lugar. Ese pedido también lo testó Maria Serafina Verois de Salinas.

Como dijimos el templo carecía de salida directa a la calle. Con el crecimiento de la población se complicaba su funcionamiento. Es el Obispo Benito Lué y Riega quien, en 1803, exige que tenga una puerta al exterior. En ese acto también cancela la licencia como oratorio público. En 1805, la viuda de Salinas, Maria Serafina Verois, informa haber efectuado los arreglos solicitados. Comienza nuevamente a funcionar para el vecindario. Hasta el día de hoy el oratorio ocupa el mismo predio, sobre la actual calle Hipólito Yrigoyen 2025.

Cambio de manos

Posteriormente esta quinta pasará al patrimonio de Francisco Antonio de Escalada, como liquidación de cuentas contraídas por el extinto Salinas. Francisco era el tío de Remedios, la esposa de San Martín.

De los Escalada saldrá también un obispo Mariano José de Escalada. Él había sido consagrado por Mariano Medrano. Dos religiosos relacionados directamente con Regina ya que la madre de Medrano había sido la dueña de la imagen.

En 1836 regresan a Buenos Aires los jesuitas, expulsados por orden del Rey Carlos III en 1767. Monseñor Escalada, en ese momento Obispo Auxiliar, ofrece para el noviciado al Superior jesuita Mariano Berdugo la finca heredada de su padre. Es así como los religiosos se instalan en el lugar el 5 de agosto de 1837.

Plano del seminario concilar
Plano del Seminario Conciliar

A partir de ese hecho la capilla se designa como Regina Martyrum (Reina de los Mártires). Se puede decir que este fue el primer templo que la Compañía tuvo en América después de su restauración como Orden.

Del noviciado salieron los sacerdotes que llevaron la palabra de Dios a las fronteras con los pueblos originarios. Las misiones de Giles, Fortín de Areco, Arrecifes, entre otras.

El templo actual

Monseñor Escalada había iniciado la construcción de un nuevo edificio en 1869. Muere al año siguiente, durante su asistencia al Concilio Vaticano I en Roma. Sus restos repatriados están depositados en la Capilla.

A pesar de ello la obra continuará. Escalada había depositado en un banco los fondos para costearla. La reinauguración se concretó en 1888, fecha en que se entronizó una nueva imagen de la Virgen de los Dolores, y la original pasó a la sacristía.

La donada por Victoriana Medrano mide un metro veinte. Su cara exhala un aire de dolor y de ternura. Tiene sobre su cabeza una corona de estrellas y el manto es de reina enlutada. Si se mira con detenimiento sus ojos, se ve una insinuación de lágrimas y su corazón está atravesado por una enorme daga.

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