La Cripta del Santísimo Sacramento en Retiro

Quien camine por la calle San Martín, en Retiro, no puede menos que emocionarse al llegar al 1039. Allí sobre una calle angosta, en un terreno con desnivel, detrás del que fuera el primer rascacielos de la ciudad, se encuentra una joya arquitectónica que guarda, bajo de sí, a otra.

Hablamos de la cripta de la Basílica del Santísimo Sacramento. Se inauguró en 1911, cuatro años antes que el templo del nivel superior. Entre las puertas de la entrada, está el acceso a la tumba de la benefactora de la Basílica. Los restos de Mercedes Castellanos de Anchorena están en una capillita que corresponde a la base del campanario central.

Descripción

Construida en un estilo románico más sencillo que el templo principal, la cripta está hecha con materiales de la calidad más alta que se encontraba en Europa a principios del siglo XX: piso granítico de Alemania; mármoles y luminarias de Italia; columnas de piedra de una sola pieza, y bancos de maderas de Brujas, Bélgica.

Es del mismo tamaño del templo superior. Al igual que en él, puede albergar 800 personas.

El altar, revestido de piedra ónix conserva una «joya que pasa inadvertida». Es el baldaquino, una especie de templete donde se coloca la custodia con el Santísimo para su adoración. Esa cúpula es una sola pieza de ónix muy difícil de conseguir.

El diseño se realizó en París. Por el estudio de los arquitectos franceses Chauvet y Coulomb. La obra la ejecutó aquí el salesiano Ernesto Vespignani. El quitó del proyecto inicial dos hileras de columnas. Con ellas Mercedes Anchorena mandó construir otra iglesia: Nuestra Señora de las Mercedes. Un templo realizado en su honor, en Echeverría al 1300, en Belgrano.